martes, 17 de abril de 2018


                 VALORES HUMANOS
Los valores humanos son el conjunto de ideas que tienen la mayor parte de las culturas existentes sobre lo que se considera correcto. Suponen la colocación de la especie humana en una posición de superioridad gracias a los valores éticos y morales.
Aunque las costumbres de cada población cambian a lo largo de la historia, se piensa que hay valores que deberían perdurar, ya que indican a las personas lo que es correcto y lo que no.

Los beneficios de conocer los valores humanos

Conocer nuestros valores nos aporta diversos beneficios como personas y en la relación con los demás. Estos beneficios son los siguientes:
  • Conocer tus valores te permitirá conocerte mejor a ti mismo.
  • Los valores que adoptes te ayudarán a vivir con integridad.
  • Podrás tomar decisiones que se adecuen a tu forma de pensar.
  • Te permitirán saber cómo invertir mejor tu tiempo y priorizar lo que es realmente importante.
 7  de los valores humanos más importantes

Cada uno de nosotros tenemos valores humanos diferentes y entre los más importantes destacan:
  • La honestidad. Supone que como personas debemos decir siempre la verdad. No significa ser hirientes, ya que la honestidad debe ir acompañada siempre de otro valor fundamental que es el respeto. Ser honesto significa ser objetivo, hablar con sinceridad y respetar las opiniones de otras personas.
  • La sensibilidad. Debemos ser sensibles ante otras personas. Esto nos permitirá ayudar, ser compasivos, utilizar la empatía y entender el dolor ajeno. Una persona sensible comprende las miradas y los gestos más allá de las palabras y sabe cuando otra necesita algo.
  • La gratitud. Estamos acostumbrados a un mundo que se mueve muy deprisa. Nos quejamos de lo que no tenemos o de lo que tenemos sin darnos cuenta de que debemos ser agradecidos, pues en nuestra vida hay muchos motivos para la alegría y para decir “gracias”.
  • La humildad. Nos permite conocernos a nosotros mismos, saber que tenemos defectos y aceptarlos, entender que siempre se puede sacar una lección de todo lo que ocurre a nuestro alrededor.
  • La prudencia. En la vida, actuar con prudencia significa saber evaluar los riesgos y controlarlos en la medida de lo posible. Es importante ser prudente cuando no se conoce a otra persona o cuando no se sabe cuáles son las circunstancias de un caso.
  • El respeto. Como decíamos antes, se relaciona con la honestidad. El respeto conlleva atención o consideración hacia otra persona. Es uno de los valores humanos más importantes, ya que fomenta la buena convivencia entre personas muy diferentes.
  • La responsabilidad. Supone el cumplimiento de las obligaciones, el tener cuidado a la hora de tomar decisiones o llevar a cabo una acción. Es una cualidad que poseen las personas que son capaces de comprometerse y actuar de forma correcta.



Coherencia, del latín cohaerentia, es la cohesión o relación entre una cosa y otra. El concepto se utiliza para nombrar a algo que resulta lógico y consecuente respecto a un antecedente. Por ejemplo: “El secretario mostró su coherencia y renunció ante el despido de su jefe”“Lo que estás diciendo no tiene coherencia”“El presidente afirmó que seguirá trabajando con coherencia para solucionar los problemas de la población”.

Lo coherente, por lo tanto, mantiene una misma línea con una posición previa. Si un hombre afirma que nunca se iría de su país y, a las pocas semanas, viaja para instalarse en el extranjero, habrá tenido una conducta incoherente (no coherente). En cambio, si un futbolista asegura que no jugaría en un club diferente al que lo vio debutar y luego rechaza una oferta millonaria de otro equipo, puede decirse que se trata de una persona coherente.
La coherencia también se asocia a aquello que resulta entendible a partir de la lógica. Un político hablará con coherencia si no realiza promesas imposibles de cumplir ni distorsiona la realidad. Lo contrario sería que prometiese cosas que no podrá cumplir.

Este concepto resulta especialmente subjetividad, dado que la falta de coherencia puede ser muy grave en ciertos contextos, pero algo sin importancia en otros. En los ejemplos antes dados, especialmente en lo que respecta a las decisiones y promesas de un gobierno, ser coherente con las propias declaraciones y con los planes es sinónimo de responsabilidad, y es un rasgo que los ciudadanos buscan en sus dirigentes para poder confiar en ellos.
Sin embargo, la vida se compone de miles de situaciones triviales, tales como escoger un sabor de helado o un color de zapatos, y de ninguna manera un cambio repentino o una contradicción en tales decisiones puede representar un rasgo negativo de una persona, ni una amenaza para la seguridad de quienes lo rodean, a pesar de ser ejemplos válidos de falta de coherencia.
En otro plano, más profundo, las sociedades actuales se caracterizan por una falta de coherencia entre las necesidades de los ciudadanos y su accionar. Muy comúnmente, los seres humanos nos sentimos perdidos, especialmente al llegar a ciertos puntos clave de nuestra vida, como si no supiéramos quiénes somos, cuáles son nuestros objetivos, por qué actuamos de una u otra forma. Esa sensación de no tener control sobre nosotros mismos está relacionada con la falta de conexión que existe entre nuestros deseos profundos y lo que realmente hacemos.
¿Por qué escogemos estudiar una carrera universitaria que no representa nuestra verdadera vocación? ¿Por qué nos casamos si preferimos la soltería? ¿Por qué tenemos hijos antes de conseguir la estabilidad económica y emocional necesaria para llevar adelante una familia?
No actuar con coherencia a la hora de tomar tales decisiones puede afectarnos gravemente para el resto de nuestras vidas, así como al resto de las personas involucradas, como ser pareja e hijos. Pero no se trata de una mera equivocación, sino de la consecuencia de una fuerte influencia que nos condiciona desde que nacemos, y que nos la transmiten nuestros mayores y los medios de comunicación: el mundo nos dice cómo debemos ser, qué debemos hacer, qué debe gustarnos y, en muchos casos, acabamos por creerlo; aunque, tarde o temprano, la verdad aflora.

Para la lingüística, la coherencia textual es el estado de un texto en el que sus componentes actúan en conjuntos solidarios. Esto quiere decir que, más allá de las entidades unitarias y de las ideas secundarias, es posible encontrar un significado global en torno a un tema principal. Las palabras, las oraciones y los párrafos tienen coherencia para crear el sentido de un capítulo, mientras que los capítulos son coherentes para la unidad de un libro.