5 pasos para mejorar el proceso de un proyecto
Autor: Ramón Alcantar
Los
procesos son los que nos permiten tener una “plantilla” que funciona como guía
para las personas involucradas en el proyecto y, además, son los que mantienen
cada una de las aportaciones consistentes con el proyecto; todo esto para que
una vez realizadas, el equipo directivo —y también el de campo u “operativo”—
comprendan qué fue lo que hicieron y cómo fue que lo lograron.
Esto
es un elemento muy importante para desarrollar reportes de avance y para
generar el acervo de lecciones aprendidas, sin contar con que ayuda para la
moral del grupo pues sus integrantes no solo saben qué se espera de cada
equipo, sino comprenden cómo es que todos los entregables y tareas interactúan entre
sí para lograr un fin y la forma en que los demás equipos realizan su parte del
trabajo.
Cabe
mencionar que los procesos empleados por un equipo, no sólo se limitan a las
áreas de conocimiento empleadas en la dirección de proyectos; pueden incluir
cualquier cosa que vaya desde cuestiones de accesibilidad, pasando por la
creación de documentos que traten acerca de casos de negocio o códigos de
sistema, la actualización de la agenda del proyecto, hasta la funcionalidad del
sistema de pruebas y muchas otras tareas que deben desarrollarse durante la
realización de un proyecto, aun cuando no estén ligadas directamente a los
entregables específicos de éste. Por supuesto, también existirán organizaciones
donde esté establecido un proceso formal para crear procesos nuevos… pero eso
podría resulta un tanto burocrático o exagerado —y quizá hasta patológico—; sin
embargo, cada organización es un mundo que opera bajo sus propias reglas.
Sin
importar cuántos y cuáles sean los procesos que se utilicen en un proyecto, lo
que sí es de máxima relevancia es evaluarlos de manera constante. Si no se
están cumpliendo las metas marcadas aunque sea por muy poco—, los procesos
necesitan revisarse y esta responsabilidad recae en el equipo de dirección del
proyecto. Tenemos que asegurarnos de que el proceso se perfeccione para que de
este modo beneficie tanto al proyecto actual como a los proyectos futuros. De
inicio, siempre hemos de ser minuciosos y objetivos con los procesos que
estamos utilizando. Si se requiere realizar un cambio en proyecto y sobre todo
en uno que ya está en fase de ejecución, tenemos que tomar las medidas
necesarias y entender que hay que llevarlo (o llevarlos, si se trata de varios
cambios) a cabo con mucha cautela porque estamos en terreno desconocido —no
importa que tan bien aprendido tengamos el proceso ni cuánta veces lo hayamos
realizado… los cambios lo pueden convertir en algo completamente nuevo.
Pero,
para minimizar tanto los posibles riesgos como el trabajo que habría que
realizarse, les sugerimos que consideren estos cinco pasos que les ayudarán a
estar seguros de que están evaluando sus procesos con mucho cuidado y
corrigiendo lo necesario de manera eficiente, sin dejar de lado la cautela en
momento alguno. De esta manera, el equipo del proyecto puede adoptarlos y
avanzar gracias a que, ahora, cuentan con un proceso mejorado.
Paso 1: Evaluar
¿Qué
es lo que está mal con el proceso? Visto con minuciosidad y prestando atención
a los detalles que a primera vista nos resulten fuera de lugar, lo primero que
debemos hacer es registrar dónde notamos cosas que no funcionan o entorpecen el
proceso. Ahora bien, no hay que ser exhaustivos ni redescubrir el hilo negro y
mucho menos desechar todo documento que haga referencia a él... porque éste no
es el momento indicado para hacerlo. Si el proyecto está ejecutándose, lo más
probable es que no haya tiempo o recursos —y lo más seguro es que no haya
ninguno de los dos— suficientes para rediseñar completamente el proceso. Así
que para no fatigarnos de más, la evaluación debe centrarse en el o los
elementos que están dando problemas, aquellos que están “averiados” dentro del
proceso como se lleva a cabo hasta el momento. Por supuesto, bien puede ser que
se requiera de investigación mucho más seria y de discusiones entre los
integrantes del equipo para dejar expuesta esta parte específica del proceso;
pero una vez que hayamos identificado el elemento que no funciona, entonces el
líder de proyecto puede determinar por qué no lo está haciendo. Pensamos que
llevar a cabo una revisión del histórico del proceso, será de interés y
utilidad durante el desarrollo de nuestra evaluación; saber porqué fue
instituido de la manera en que se hizo, puede ayudarnos a comprender por qué
parece que no está funcionando al 100%. Si bien es cierto que la parte que no
está funcionando, quizá sea una pequeña porción de todo el proceso, es lógico
suponer que habrá más pasos —tanto previos como posteriores— que se verían
afectados por los cambios que a realizarse y, por esta razón, también tenemos
que tomarlos en cuenta durante la evaluación.
Paso 2: Recibir retroalimentación y registrarla
Bien,
ahora que ya evaluamos el proceso y tenemos identificados los pasos del mismo
que necesitamos que cambiar, como líderes de proyecto debemos solicitar retroalimentación
y sugerencias por parte del equipo de proyecto y algunos expertos en la materia
acerca de qué podría hacerse para resolver el problema. Si se está cambiando un
proceso, las personas que lo utilizan deberían dar su opinión acerca de lo que
podría funcionar mejor, puesto que son la mejor fuente de información para
confirmar aquello que podría funcionar y lo que no serviría en absoluto. Estas
ideas son importantes para la revisión del proceso, aunque en muchas ocasiones
las personas que lo llevan a cabo podrían no ser capaces de ver la totalidad
del panorama —especialmente si algunas partes del proceso se entrecruzan con
otros recursos o equipos dentro del proyecto y, a partir de ese momento, los
integrantes del equipo "generador" le pierden la pista. Por eso, el
líder de proyecto debe recolectar esta retroalimentación y examinarla con mucho
cuidado para que le sea posible crear una revisión validable.
Paso 3: Bocetar
Este
el momento en el cual ponemos a trabajar los lápices y comenzamos a idear los
escenarios de cambio. Tenemos que poner especial atención para considerar todos
y cada uno de los impactos que pudiese generar el cambio previsto. También es
importantísimo llevar un registro completo de todos los cambios que se
hicieron, para que las personas que llevan a cabo el proceso puedan verlos con
facilidad. Quizá sea necesario hacer una “tabla de referencia” o “guía rápida”
pues resulta una herramienta excelente para comunicar dichos cambios y ayudar a
los demás para que los empleen y les sea posible mantenerse dentro del proceso
tal y como lo estipula la Oficina de Gestión de Proyectos (PMO). No obstante,
les tenemos que hacer una advertencia: el bocetar no puede realizarse de manera
aislada y hermética. De la misma manera que se recibieron opiniones e ideas
acerca de aquello que se podría cambiar, es necesario recibir retroalimentación
específica acerca de los documentos generados en este paso y, además, las opiniones
deben ser tanto de los usuarios directos como de aquellos que podrían verse
implicados en el proceso de una u otra manera.
Paso 4: Comunicar
Una
vez que el boceto pasó a ser el borrador final —ya que lo pulimos al máximo—,
entonces el líder de proyecto debe comunicarle a su equipo que existe un
proceso revisado. Esto debe hacerse antes de la implementación efectiva, pero
sugerimos que no se haga con demasiada anticipación. ¿Por qué? Pues nuestro
razonamiento es que si lo hacemos con mucha antelación, corremos el riesgo de
que el equipo olvide la información importante que estamos tratando de
comunicarle. Esta comunicación debe ser directa y sólo debe contener la
información necesaria acerca del cambio en el proceso. No hay que agregar nada
más dado que, en el mejor de los casos, el equipo ya conoce las razones de por
qué y cómo se realizaron los cambios, al igual que todo lo relativo al proceso
general que llevan a cabo y su objetivo; debido a todo esto, en realizada sólo
necesitan entender qué es lo que está cambiando dentro del trabajo o tarea que
llevan. Además, también hay que comunicarse con las partes interesadas y los
ejecutivos, pues es esencial ponerlos al tanto de las mejoras que se están
realizando y cómo es que beneficiarán a la totalidad proyecto.
Paso 5: Implementar
El
último paso es poner en marcha el proceso revisado. Ahora bien, hay que tener
en cuenta que es muy posible que se requiera de una “aprobación oficial” antes
de iniciar con él, así que es preciso que ésta se obtenga tan pronto como sea
posible para que el trabajo en el proyecto no se vea retrasado, obstaculizado o
detenido. Lo ideal es que, para este punto, ya se hayan contemplado todos los
detalles y los recursos estén a punto, y que para llevar a cabo la
implementación del proceso revisado, sólo se requiera de una acción tan
sencilla como mandar un correo electrónico o convocar a una junta [breve] donde
se les informe a todos los recursos pertinentes que ya pueden comenzar a
emplearlo.
Un
vez realizado todo esto, el líder de proyecto podrá tomarse un momento para
relajarse con la seguridad de que el proyecto avanza tan bien como es posible…
hasta que alguien más le haga notar que existe otra parte en alguno de los
procesos que no está funcionando.